19/9/10


Para darle cuerda a la muerte.



Cuando se me alborotan los espermios,

qué veo, qué veo, digo yo:
veo a mis pescaditos navegar por los úteros,
enamorados de cuanto óvulo cae.
Toma este matamoscas y extermina a los ángeles,
después con grandes uñas arráncales las alas.
Ya veo sus muñones, ya los veo arrastrarse:
desesperadamente tratan de alzar el vuelo.
Toma este insecticida. Oigo sus toses blancas
prenderse y apagarse. Una puesta de sol
o una puesta de ángeles es lo mismo sin duda
porque la noche ahora levanta su joroba
y ellos se van hundiendo lentamente en el suelo.
Levanta el pie despacio. Así mismo. Tritúralos
Que le saquen las plumas con agua hirviendo y pongan
esos cuerpos desnudos en las fiambrerías.
Ahora me van pasando sudarios de juguete
y ataúdes con cuerda. Ahora me van pasando
las cruces más pequeñas, para que se entretengan
los infantes difuntos. Pásame el insectario,
los alfileres negros. Toma este matamoscas
y extermina a los ángeles.





O, Hahn.





Fljótavik




Sjáum yfir rá
Sjóinn skerum frá
Við siglum mastri trú
Seglum þöndum
Við stýrum að í brú

Við siglum í land
Í stórgrýti og sand
Við vöðum í land
Ófremdarástand
Já anskotann

Feginn fann ég þar
Þökkum ákaflega
Í skjóli neyðarhúss
Og við sváfum
Stórviðri ofsaði út








Breathe.




4/9/10


C,A.

Arenas movedizas.




Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Y tú
Como un alga dulcemente acariciada por el viento
En las arenas del viento te agitas entre sueños
Demonios y maravillas
Vientos y mareas
A lo lejos ya el mar se ha retirado
Pero en tus ojos entreabiertos
Han quedado dos pequeñas olas
Demonios y maravillas
Vientos y mareas
Dos pequeñas olas para ahogarme.

J,P.







M,C.

Eve



Porque hiciste mi gesto eterno supe
que eras la muerte: porque ella sólo podía
amarme si no había
hombres para mí, vivos:
sólo ella podía amarme:
y supe también que tú eras
la muerte, y que me amabas.

El rostro de la Humanidad era
para mí el de nadie: como para ella,
como para ti: eres negra y no quieres
nada de lo que vive y no sabe
hasta morir que te desea.
Y vi a través de ti, cómo surgían
y surgen cabezas de la tierra helada:
cabezas, yelmos, corazas, espadas
es el fruto que cosecha la tierra en este a ño
que tanto recuerda al Último, al siguiente,
y me amaste porque yo lo veía, porque
veía crecer ya en el huerto el fruto
monstruoso que incorporaba en sí
todo dolor e injusticia y desastre

y me dijiste: «He aquí mi primer hijo
yo que nada sabía del ridículo gesto
de nacer» y agregaste:
«Este reirá de todo,
y lo encenagará todo con
el veneno de su risa mortal:
cuando no haya nadie
que recuerde cómo se reía, este reirá»
Y te reíste de mí, como mi madre
al ver que yo había nacido de ella.
Tan inmenso
era el frío en las ciudades
que algunos sabían que no era locura
ni es, creer que caerán sobre mí

o seré yo el que caiga al morir sobre tu cuerpo.

Pero en el frío crecían
seguían creciendo -la peor de las alfombras de césped
los huesos y la carne de los soldados
que crecían sobre la tierra helada. Y me dijiste
«ellos no tendrán miedo, porque están
muertos, lo mismo que tú que me amas,
a mí que soy negra
como la vida e hice una piedra de tu gesto»
Y los muertos brotaban sobre la tierra húmeda
-cabezas, yelmos, corazas y espadas
porque la Muerte se había hecho vida.

Y pregunté
-te pregunté entonces-: «Será mi alma buen
alimento para perros?»

Y contestaste: «no esperes
que ella sirva para otra cosa: aquella
fue creada
y pensada lo mismo que tu cuerpo y huesos para
nutrición de los perros finales -lo mismo
que tu palabra. «Y ¿nada he de esperar?» «Nada»
Y vi como espadas y corazas y yelmos
surgían sobre el campo más yermo.

Y me olvidé.


LM,P.










De cualquier manera, es esta animalidad de la locura, la que exalta el
confinamiento, en la misma época en que se esfuerza por evitar el escándalo de
la inmoralidad de lo irrazonable. He aquí algo que hace notoria la distancia que
ha surgido en la época clásica, entre la locura y las otras formas de sinrazón,
aun cuando es verdad, desde cierto punto de vista, que han sido confundidas o
asimiladas. Toda una etapa de la sinrazón se reduce al silencio, mientras que a la
locura se le permite hablar libremente su lenguaje de escándalo, ¿qué enseñanza
puede transmitir ella, que no puede transmitir la sinrazón en general? ¿Qué
sentido tienen sus furores y toda la rabia del insensato, que no se puedan
encontrar en las palabras, más sensatas probablemente, de los otros internados?
¿Qué cosa posee la locura, pues, que sea más peculiarmente significativa?

M,F









T, D.

+




(Aparentemente todo este silencio reside en alguien en mi que teme)










A,S.


La puerta franca.
Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras Ella me llena el alma toda.


D, Alonso.




R, M.






Entonces ya no pude soportarlo y me salí de mí y me tomé por ambas manos y me abracé como a quien nace por llanto último de encontrarse al filo de la noche en la vigilia. El grito fue del cuerpo que no era el mío y algo tembló en la sutil transparencia de quien me abrazaba de miedo.

Era un miedo desesperado pero yo ya había visto la mañana sumergida como un fuego salvaje entre las sombras.

(Yo esperé.)