3/12/09

Me pide que si tengo una pluma
duerma en ella
así,
suavesita
hasta volverme
así,
tan leve, tan pájaro

Contempla con cuidado el frágil sueño;
Juega remolinos en mi pelo
Sonríe
Me acaricia mientras duermo,
respira bajito al cuello
como con ternura algo chiquito,
eso que al humano llena de dulzura
y se le desborda de los ojos.
Como si realmente creyera,
-como un algodón, o una gotita propia-
Que tiene un gorrión
que durme así tranquilo,
y hasta quizas esté soñando algo
solo ahí,
entre sus manos.

7 comentarios:

  1. Algunos de estos poemas los leí en el folletito que encontré en maraño. Me encantá que sigas escribiendo y de tan tamaña manera! ah! poeta! un abrazo gigante!
    a

    ResponderEliminar
  2. Tan íntima tu poesía, pequeña... Adoro leerla...

    ResponderEliminar
  3. mirá

    Atrás del horizonte el sabor del cigarrillo se hamaca en mi paladar. El humo canturrea, baila en la oscuridad y en tu luz, y en el mejor de los casos dispara con razonamientos en mi mismo idioma, deshojándose en explicaciones hasta volverme flor.


    Imperturbable me siento en el agasajo de las cuerdas exhaustas, por que bajo estos tambores te recuerdo con los ojos pequeñitos frente al sol, lloviéndote como un amanecer que se me refleja en el suelo.
    Si hoy me diera placer podría arrancarme los pulmones e inundar con mis adicciones el mundo, intoxicarlo, construir una flema liberadora que desde las entrañas fuese hasta la ruptura y nuevo mundo. Estarías vos, quizás –quizás no, quizás no, quizás no- , con una mascara protectora. Serías otra vez incorruptible e insoportablemente sola, y quizás –quizás no, quizás no, no- ausente.

    Hay algo detrás de la piel, detrás de la hermosura que voy hilando contra tu perfil en un pespunte doble hilo, que es inalcanzable y me desnuda de recursos, me gana la pulseada de tu cielo de nubes gigantes y nostálgicas. Hay algo, te repito, las gotas se suicidan en el tiempo interminablemente, se vuelan en el viento circular que comienza delante de tus pies (debajo, en realidad) y me saluda con ese gesto de uñas que querés morder para no volverte tan loca, y por que te olvidaste que yo me conmovía de tu galope sin ritmo y con hermosura y con indiferencia.

    Soy conciente de la tristeza enamoradiza que me rompe el mundo y a veces me pierde el eje. Estás vos primero, y después el sol. Un maltrato con sombras y espera.

    ResponderEliminar