22/6/10
Abramos esto que llamamos tierra en  el mes de Septiembre. Tengo miedo de que mi garganta me deje sola. Que  las palabras se vuelen como un viento que se ha llevado el canto para  que nadie lo toque. Tengo miedo de que mi cuerpo no pueda llorar si lo  gozan de espinas  hamacándose  en la memoria. Como de risas que se han  ido, resuenan, como un fantasma de alientos en medio de una noche  acostada a la nada. Una mano cualquiera palpando la piel blanca y la  abrazo porque tengo miedo de que la tierra se coma mi boca labio a  labio. La soledad no es más que el perderse a sí mismo  en mis brazos  abiertos al abismo me llamo, y déjate caer ahora ya sin excusas, ahora  como si la caída fuera un desalme un suspiro un palpito, Pero tengo  miedo.  Mañana será una espiral de incógnitas circundando la línea del  horizonte entrando por la nariz, y oleremos tanto y todos a tenue luz de  un túnel de agua;  A vestigio oceánico. Habremos roto el aire con una  uña y el viento vendrá a recordarnos que el canto yace en el silencio.  Del corazón al que nadie se posa. A escuchar como calla el murmullo  nocturno. Que nadie mira la suavidad del fuego el aleteo del pez,  el  habla de lo no sabido y acordamos ésta que acabo y ésta que comienzo y  labro la llegada de una plaga del anterior horizonte emergiendo desde el  fondo del borde de este u otro planeta cualquiera sea que acabará  vendándome los párpados para encontrarme en medio de un silencio   violento, para tocarme con los ojos abiertos que pese a cualquier ritmo  de reflejo leído en el cielo o infierno rodado a las neuronas por las  que transito enfermamente ya no hay eco ni distante no hay nada estoy  sola Sola; GRITO, So La. (Creo verme); Si se me va todo lo eterno ahora  que puedo aún hablar de muerte como de la mano al día, qué vendrá a  serme desde otro centro paralelo, qué bestia  consumirá de mí dormida lo  que dejaré de ser entonces cuando este cuerpo  mire consigo toda esta  sombra , que se mire así. Tan perpleja, tan nada tan mísmo; y sea un  vestigio de luz asomando por un dedo una única palabra. Dónde quedo  ahora que reflejo en el cielo el paso continuo del marcharse a  mordiscones, de tironearse así de a poco. Dónde quedo ¿Dónde? (tengo miedo); tengo miedo.  Tiemblo.
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