20/8/09

¡Ah, sí!

como nos desarmamos de amor,
desde las pupilas
a las raíces esparcidas
por toda la habitación.
Qué infinitos serían los árboles,
con esta forma de cantarnos los colores
tiñiendo nuestros cuerpos,
con los dedos y la voz
y las uñas y los ojos y el cerebro,
(pero sobre todo)
el interruptor.
Ah, sí
esa forma de pensar que somos
luces del cielo
o de láser o de lámparas,
hasta de piedras preciosas.
Eso de creernos el brillo de los sonidos
y llorar de emoción
al elevarnos en alguna nota,
hasta terminar en una caricia de ser;
y reposar.
Bajar lentamente por los ojos
a los pómulos
y la esquina de los labios
al borde del cuello
curva al hombro hasta tu brazo
cálido en escalofrios,
y tu mano adormeciendose
en la tela de tu pantalón.
Volvemos a los ojos,
los ojos que se nos veulan
la cabeza que se nos vuela y ahí,
justo ahí
dormiríamos por siempre.
Volvemos a los ojos,
y ya no sabemos ni quienes somos
de ser tan árboles
y tan luces,
y tan sonidos
en cada línea, pelo o latido
en mí
(en mí)
en vos.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho como escribes, tienes talento.

    Sigue así, pequeña.

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  2. BELLISIMO EL POEMAA!!
    REALMENTE UN BEL CANTO...COMO ESTAS?
    SOY Orfeo...YO ESPERO Q TES BIEN..YO ANDO MASO CON DOLOR D PANZA Y TOMANDO TE Y ESCRIBIENDO UN POCO Y RESPIRANDO....ESE TIPO D TRAGEDIAS...
    :)

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