deberíamos crear un nido #1

Basta.
No hay que sentirse más fuera de sí,
solo si le hace bien a eso que somos cuando estamos de vuelta.
Pero si es una angustia lo que nos ahoga, entonces ya nadie debería salir, ni por un sengundo, si es que la vuelta mata asi de lento y a largo plazo.
A comerse los dedos de los pies y las uñas de las manos y las pestañas de su perro, qué importancia tiene ya la buena postura si solo llora al piso por ser tan miserable
maldito
desdichado
incapaz
pauperrimo
negligente
ignorante
necio
mediocre
un total infelíz.
( Que al sentirse fuera de sí no tiene por qué preocuparse, si nadie escupe al menos algo de amor, sigue estando lejos, sigue no necesitando, llora porque ni se conoce, pero así está bien
porque al volver, entonces si habrá manos reconocibles para cualquier rostro y entonces ese tipo de frío seguramente sangre más. Sale hasta por los poros. Esa desesperada necesidad de escuchar alguna voz entrando por los oídos o los pasos asi sean de un extraño acercandose al propio encuentro. Pertenecer a la mente de alguien más. Cuidado, cualquier cuerpo terminaria totalmente aniquilado descuartizado, bajo tierra bajo hielo bajo la eterna falta de cariño o escupitajo alguno con el alma por los talones llorando cada mañana cuando envidie a su perro quien pestañas ya tal vez no tenga, pero al menos alguna mirada tierna de la calle traera consigo sobre el rabo. Cuidado, existimos si alguien nos piensa. De otra manera, estamos muertos en vida, a quien carajo le interesa este caminar esta mano este pelo, ¿ A nadie ? Entonces se es tan inexistente como un pasto que nadie ve y no se sabe que existe, hasta Dios es más real que usted que tiene órganos, está más muerto que una piedra muerta.No existe. Hágase una casa, sea un millonario, vaya al baño, vomite flores, y aún así, no existe. No existe para nadie porque a nadie le interesa siquiera hacerle daño, mucho menos hacerle bien. Nada. Mátese, a nadie le importa. )
Así de desesperado se sentiría, solo pruebe, pruebe volver e intentar seguir cuerdo,
cuando al abrir los ojos
ya no hay nada
ni nadie.

(no debería salirse de si,
no sin crear un nido antes.)