12/1/09

Caminaba libremente, por fin liviana.
y soltaba carcajadas de satisfacción, al aire.
Ladeandome con los ojos cerrados,
olvidando todo temor o mal estar.
Se dice que me encuentro a kilómetros,
amando sola a cosas que no me aman
Que las piedras jamás haran nada por mi,
Que el mar no calmará mis ansias,
Que me paro de espalda.

Y que mi egoísmo toca el cielo, y
que solo hiero con mi desinterés al ajeno.
Que soy un paisaje adusto, que solo sé
florecer y partir.
Tal vez he descuidado lo esencial,
no me detuve a fijarme en la posición de mis pies.
He de haber dolido sonoramente y en la usencia,
en el dormir, aunque fuese poco, y en la vigilia.
Y he pensado tanto en mí, y en alejarme de
los malos momentos en mi lecho,
que también me alejé de aquellos lenes brazos
que me mecieron en mi totalidad;
incluso habiendo crecido espinas en mi boca,
y habiendo muerto en el cálido hogar.
Y si ellos claman mi nombre, es porque
realmente habré perdido parte de mi visión.
Y si ellos necesitan comer y beber,
de mí,
he de darme vuelta nuevamente,
y desproyectar mi ignorancia humana
Y alimentar a los brazos lánguidos,
He de volver a casa.


H
olden

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